ALFREDO
HERRERA FLORES
UNO
RITUAL DE LLEGADA Y JÚBILO POR LA
SORPRESA
Eres casi de verdad
Oquendo de Amat
1.-
Otra vez eres trébol que
flamea en lo alto de una torre,
ondulas,
te
meces,
enamorada de una canción y
un caracol que asciende al cielo.
Tus ojos son los mismos:
una sencilla manera de la alegría.
Ahora, el mar embriagado
por tu mirada inventa
una flor de agua y la
deja en la arena donde,
además,
escribe tu nombre, luego lo borra.
Viene el mar a ver con tus ojos y se
va con tus
Pasos
infinitos.
EL FUEGO Y LA ROSA
Y el fuego y la rosa sean uno
Eliot
1
Otoño
vuelve, y se posa,
como un hoja
amarilla
a
mitad de esta página
puntual.
Sobre
esta página descansan viento y tiempo exactos
y
unos ojos que esto leen y escriben.
Otoño
crece juntando palabras a través de mis huesos,
regando
polen en las orillas de los caminos y el borde
de las guitarras,
es
la estación del silencio y esparce lluvia
como
susurros, ardiendo, girando, cayendo,
inapelable
como la palabra del moribundo.
Empujados
por el amor, un amor sobresaliente y
numeroso,
se
acercan hasta las profundidades de sus pétalos,
blancos
como destellos y esplendorosos como incendios,
para
besarse, tocarse, introducirse uno dentro del otro.
Nada
viene de lejos, nada es irrepetible,
cada
sueño se profana en el fondo del corazón,
nada
es transparente si hay fuego, si hay tierra
ardiendo,
si
hay manos abiertas. Recuerdos. Conciencia y
memoria.
Quietud
y dudas, escalofrío y entendimiento.
Oro
y sombras envuelven sutilmente las afinidades
del amor,
las
heridas son de uno y otro,
el
olvido alcanza a los amantes como frágiles
relámpagos
y
luego todo se diluye, como todo lo que viene,
en
un suspiro de polvo y sueño.
Apenas
una voz a la vez,
a veces unas
voces,
sólo
vasos llenos de besos interrumpen las sílabas,
así
es el preámbulo, la invención de la aventura,
Hay
también silencio en el acercamiento.
Hay
silencio súbito sobre las palabras, silencio sobre
las voces,
y
hay distancias entre los avisos y las miradas.
Siglos
pasan antes de que la flor abra sus ojos y sus
pétalos,
antes de que el fuego se acerque
a sus ojos ausentes.
Flor
asombrada por la tiniebla o el
ardiente día,
flor
de calor y perfume, néctar y luz,
magia
y fantasía,
flor de la palabra y el
aullido.