viernes, abril 24, 2015

MAR DE LA INTENSIDAD






ALFREDO HERRERA FLORES



UNO
RITUAL DE LLEGADA Y JÚBILO POR LA SORPRESA
Eres casi de verdad
Oquendo de Amat
1.- Otra vez eres trébol que
            flamea en lo alto de una torre,
                                               ondulas,
                                               te meces,
            enamorada de una canción y
            un caracol que asciende al cielo.

            Tus ojos son los mismos:
            una sencilla manera de la alegría.

            Ahora, el mar embriagado
            por tu mirada inventa
            una flor de agua y la
            deja en la arena donde,
                                               además,
            escribe tu nombre, luego lo borra.
            Viene el mar a ver con tus ojos y se va con tus
Pasos infinitos.



EL FUEGO Y LA ROSA
Y el fuego y la rosa sean uno
Eliot
1
Otoño vuelve, y se posa,
                                   como un hoja amarilla
                                               a mitad de esta página
            puntual.
Sobre esta página descansan viento y tiempo exactos
y unos ojos que esto leen y escriben.
Otoño crece juntando palabras a través de mis huesos,
regando polen en las orillas de los caminos y el borde
            de las guitarras,
es la estación del silencio y esparce lluvia
como susurros, ardiendo, girando, cayendo,
inapelable como la palabra del moribundo.

Empujados por el amor, un amor sobresaliente y
            numeroso,
se acercan hasta las profundidades de sus pétalos,
blancos como destellos y esplendorosos como incendios,
para besarse, tocarse, introducirse uno dentro del otro.

Nada viene de lejos, nada es irrepetible,
cada sueño se profana en el fondo del corazón,
nada es transparente si hay fuego, si hay tierra
            ardiendo,
si hay manos abiertas. Recuerdos. Conciencia y
            memoria.
Quietud y dudas, escalofrío y entendimiento.
Oro y sombras envuelven sutilmente las afinidades
            del amor,
las heridas son de uno y otro,
el olvido alcanza a los amantes como frágiles
            relámpagos
y luego todo se diluye, como todo lo que viene,
en un suspiro de polvo y sueño.

Apenas una voz a la vez,
                                   a veces unas voces,
sólo vasos llenos de besos interrumpen las sílabas,
así es el preámbulo, la invención de la aventura,
Hay también silencio en el acercamiento.
Hay silencio súbito sobre las palabras, silencio sobre
            las voces,
y hay distancias entre los avisos y las miradas.

Siglos pasan antes de que la flor abra sus ojos y sus
pétalos,
antes de que el fuego se acerque a sus ojos ausentes.

Flor asombrada           por la tiniebla o el ardiente día,
flor de calor y perfume, néctar y luz,
magia y fantasía,
                        flor de la palabra y el aullido.