Crónicas de viajes
Navegar en el inmenso mar, debe ser como adentrarse en los frondosos bosques de tus ojos. El buen tiempo de tu infinita mirada puede ser propicio para avistar, por fin, después de una larga travesía, en el horizonte; puerto. Mas si las sombras crecen en medio de las enmarañadas ramas del infortunio, digamos de una esquiva mirada, las aguas del leteo nacen de sus cuencas, y la lluvia entorpece las brújulas y las estrellas son sólo un recuerdo en la memoria de los ciegos.
Navegar en el inmenso mar, debe ser como adentrarse en los frondosos bosques de tus ojos. El buen tiempo de tu infinita mirada puede ser propicio para avistar, por fin, después de una larga travesía, en el horizonte; puerto. Mas si las sombras crecen en medio de las enmarañadas ramas del infortunio, digamos de una esquiva mirada, las aguas del leteo nacen de sus cuencas, y la lluvia entorpece las brújulas y las estrellas son sólo un recuerdo en la memoria de los ciegos.
1 comentario:
pues unos un mar en calma debe ser como la mirada de un niño a su madre esperando en respuesta una caricia...
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